MAÑANA SERÁ OTRO DÍA
Entre 1991 y 1992, retomo la idea de diario, formalizando mis experiencias en la serie “Mañana será otro día”, mi vida cotidiana se convierte en el referente de la obra. El paisaje de la ciudad, convertido en una geografía emocional, me lleva a una pintura expresionista en donde el simbolismo del color se convierte en parte esencial de mis búsquedas. Durante el año 1993 el concepto de diario se consolida dándole paso a una serie de obras que se van transformando al ritmo de los días, trabajo dentro de un marco autobiográfico en donde el adentro y el afuera se convierten en la geografía de mi deseo. Aparece en la obra un personaje que lleva mi nombre, que ronda el espacio pictórico cuestionando sus pasos y el contexto en que se mueve.